A veces, para cuidar tu salud bucal, hay que decir adiós a un diente. Puede sonar fuerte, pero las extracciones dentales son procedimientos muy comunes y seguros que ayudan a prevenir problemas mayores.
¿Qué es una extracción dental?
Es el procedimiento en el que un odontólogo retira un diente de su lugar en el hueso. Puede ser una extracción simple (cuando el diente está visible) o una quirúrgica (cuando está retenido, como suele pasar con las muelas del juicio).
¿Por qué se hacen las extracciones?
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Caries muy avanzadas que no se pueden restaurar.
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Infecciones que ponen en riesgo el hueso o a otros dientes.
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Dientes fracturados sin posibilidad de reparación.
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Problemas de espacio, como en tratamientos de ortodoncia.
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Muelas del juicio que causan dolor o complicaciones.
¿Qué pasa si NO se extrae un diente dañado?
🚨 Infecciones que pueden extenderse.
🚨 Dolor constante y dificultad para masticar.
🚨 Daño a dientes vecinos y pérdida de hueso.
🚨 Problemas en la mordida y en la alineación dental.
¿Y qué pasa si se extrae?
👍 Se elimina la infección o el dolor.
👍 Se detiene el daño a otros dientes.
👍 Se prepara el espacio para futuros tratamientos (como implantes o brackets).
⚠️ Pero también es importante saber: al perder un diente, el hueso donde estaba puede empezar a reabsorberse y los dientes cercanos moverse.


“Una extracción no es el fin, es el inicio de un tratamiento que te devolverá la salud y el bienestar”.
Entonces… ¿qué sigue después de una extracción?
La clave está en la rehabilitación. Dependiendo de cada caso, tu odontólogo puede recomendar:
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Implantes dentales.
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Puentes fijos.
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Prótesis removibles.
Así evitas problemas de mordida y mantienes una sonrisa sana y funcional.
Tu salud es nuestra prioridad
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